miércoles, 22 de abril de 2009

Wall-e


Hoy he tenido la genial idea de ver Wall-e, la última película de animación de Pixar. En principio sólo pensaba pasar un rato relajado viendo una historia de una muy probable temática infantil y una buena animación 3d, otra de mis aficiones.
Sin embargo, y a pesar de que no pierde su tono infantil, me he visto sorprendido por una excelente película que trata temas filosóficos profundos y de rabiosa actualidad.

El más importante, para mí, ha sido la visión apocalíptica del ser humano, consumido por su afán de satisfacción y de huída constante del dolor y el sufrimiento que, en el film, lo conduce a no ser más que una masa que nada hace, ni siquiera moverse, y vive una vida aburrida y sin sentido tumbado constantemente frente a una pantalla (de ordenador y/o televisión).
Junto a esto, la película completa la metáfora aplicando todo lo bello del ser humano, todo lo que hace sublime su vida, a una máquina: el amor, la curiosidad, la admiración por la belleza, el baile… Podríamos decir que el hombre ha estado renunciando a hacer cosas porque conllevan esfuerzo y sufrimiento, de tal forma que ha llegado el punto en el que también ha renunciado a las cosas más bellas: el amor (quizás el que más sufrimiento puede acarrear), el deleite con un paisaje, relacionarse cara a cara con otra persona, caminar…
Lo curioso es que Wall-e aprende todos sus “sentimientos” del ser humano, que parece haber renunciado a ellos. ¿Acaso no es lo que se hace hoy día? La pareja ha perdido su solidez, y se ve con malos ojos por las desventajas que puede conllevar, además de los beneficios que puede tener el poder tener relaciones sexuales con muchas y variadas personas. Al fin y al cabo, estamos renunciando a un placer ilusorio, inventado por el hombre (todo lo que conlleva la pareja y el amor), por otro mucho más real: el placer del sexo. En realidad, parece algo evidente que la mejor opción sería tener múltiples parejas sexuales y no sufrir los problemas que a veces puede conllevar tener una pareja… ¿No habría sido más fácil para Wall-e “pasar” de Eva y buscarse cualquier otro objeto con el que tener compañía? ¡¡Por supuesto!! ¡Habría sido más fácil! ¿Pero quién quiere una vida fácil? No hay nada más que ver la película y luego decidir. Los humanos que ahí salen tienen una vida fácil ¿Quién desea esa vida? Yo por supuesto que no. Prefiero, como hace Wall-e, aprender de las películas el concepto del romanticismo (que en nuestro caso no sólo lo aprenderíamos del cine, sino de la cultura en general) antes que tener citas virtuales que sacian mi impulso sexual sin riesgo alguno al rechazo.
La sociedad del bienestar en la que estamos inmersos nos ha inculcado que hay que huir del malestar y el sufrimiento, que hay que intentar por todos los medios posibles estar bien, que no se pueden hacer cosas si uno está mal… En el mejor de los casos esto nos va a llevar a ser como los humanos de esta película, y en el peor al momento actual, en el que las psicopatologías parecen una epidemia mundial, ya que nadie parece “ser feliz” simplemente porque a veces se sienten mal… olvidando que sentirse mal es parte del ser humano, un aspecto fundamental de nuestra motivación. Está claro que la búsqueda de placer y bienestar es el viento que empuja nuestras velas, pero es el dolor y el malestar el que maneja el timón. Sin timón perdemos el rumbo, y avanzamos hacia donde sople el viento.

No hay comentarios: