sábado, 12 de noviembre de 2011

La facilitación del aprendizaje: la importancia de la estimulación utilizada.

Cuando intentamos aprender algo ¿qué es lo que queremos hacer? En general, lo que queremos es ser capaces de dar una respuesta ante una pregunta o ante una situación determinada. Por ejemplo, cuando queremos aprender vocabulario de animales en inglés, lo que queremos es ser capaces de dar la respuesta “gato” ante la palabra “cat” o la respuesta “perro” ante la palabra “dog”. Las respuestas pueden ser más completas y complejas, pero la situación es similar. Por ejemplo, ante la pregunta “¿Cuáles son los nervios craneales?” queremos ser capaces de decir: 1º olfativo, 2º óptico, 3º oculomotor, 4º troclear, etc.

Es evidente que cuanto más compleja sea la respuesta, más difícil de aprender será, pero este inconveniente se puede resolver subdividiendo la pregunta compleja en preguntas que requieren respuestas más sencillas. Por ejemplo, podemos aprendernos los 12 nervios craneales si nos los aprendemos por separado, por ejemplo preguntándonos “¿Cuál es el 4º nervio craneal?” y contestando troclear.

Ya he hablado en post anteriores de la importancia de asociar las respuestas a preguntas concretas. Si para un examen de psicobiología tenemos que aprendernos los nombres de los nervios craneales, repetirlos 20 veces en voz alta no ayudará mucho, ya que en el examen es probable que no nos acordemos de ellos, o que sólo recordemos unos pocos. Es mucho más útil asociar los nombres a preguntas, y cuanto más específicas mejor. Nos podemos preguntar cuál es el décimo nervio craneal, qué función tiene el noveno, qué posición ocupa el hipogloso, etc. Escribir estas preguntas y darles respuesta nos llevará menos tiempo que repetir 20 veces la lista de nervios, y habrá producido un aprendizaje mucho más eficaz en cuanto seas capaz de dar una respuesta correcta a todas las preguntas sin mirar la solución en ningún sitio.

No obstante, la forma en la que te presentas a ti mismo las preguntas es también muy relevante. Un factor esencial es evitar presentarte las preguntas y las respuestas juntas a la hora de estudiarlas (para evaluarte es lógico, ya que si tienes al lado la respuesta no sabrás si la has contestado bien porque la has leído o porque la sabías) pero también es muy importante no tener las respuestas presentes mientras se estudia. Las razones podemos encontrarlas en los estudios sobre aprendizaje acerca del efecto de bloqueo al presentar un estímulo B, junto a un estímulo A previamente condicionado, y la ausencia de condicionamiento al estímulo B por muchas veces que se presente mientras se siga presentado el estímulo A. Por ejemplo, si queremos enseñar la respuesta “gato” ante la palabra “cat”, pero al lado de esta palabra colocamos el dibujo de un gatito, el dibujo del gato funcionará como estímulo A previamente condicionado y “bloqueará” el condicionamiento de la palabra “cat”.


Estos resultados son también coherentes con los estudios acerca del ensombrecimiento estimular, que han demostrado que si dos estímulos se presentan juntos, aunque ninguno de ellos haya sido previamente condicionado, la presencia de un estímulo que se pueda entrenar más fácilmente puede “ocultar” el aprendizaje del otro estímulo.

Con ejemplos de preguntas y respuestas: si para aprender qué nervio es el décimo, al lado de la pregunta ponemos “nervio vago”, podemos estar generando un efecto de bloqueo o ensombrecimiento.


Sin embargo, cuando aún no sabemos la respuesta ¿cómo conseguimos darla en la situación B y que se produzca la asociación entre la pregunta y la respuesta? Al principio siempre necesitaremos presentar la respuesta correcta como estímulo para ser capaces de dar la respuesta correcta. ¿Cómo lo hacemos evitando el efecto de bloqueo o el de ensombrecimiento? La solución está en presentar la respuesta correcta tiempo después de haber presentado la pregunta, reduciendo el efecto de bloqueo al haber estado un buen rato únicamente la pregunta.



En la imagen de arriba podemos ver cuál sería la secuencia más apropiada. En el primer ensayo no hay conocimiento, por lo que es difícil dar la respuesta correcta. Quizás lo hayamos leído alguna vez, pero es complicado que seamos capaces de darla. Tras un tiempo de intento de dar la respuesta, presentamos el estímulo “Vago”, que en este caso funciona como una ayuda, ayudando a fortalecer la relación entre la pregunta y la respuesta correcta. En el ensayo dos, cuando vemos la pregunta, ya nos suena más la respuesta, podemos tener la sensación de tenerla en la “punta de la lengua”. Cuando aparece la ayuda podemos decir cosas como “¡lo sabía!”, podemos sentir que la ayuda ha funcionado como facilitador. En el tercer ensayo aún no tenemos la respuesta muy segura, tenemos que pensar un rato, pasamos unos segundos con la sensación de “tenerlo en la punta de la lengua” y al final somos capaces de dar la respuesta sin necesitar la ayuda. En el cuarto ensayo ya somos capaces de dar la respuesta con soltura.

El esquema es una forma sencilla de explicarlo, en la realidad hay que hacerlo de una forma más creativa y anárquica. Yo hoy, por ejemplo, he leído acerca del ensombrecimiento estimular y, aparte de venirme a la cabeza el tema de la Unidad de Aprendizaje y entender la importancia de presentar la ayuda después de la pregunta, también he pensado que había otra teoría que decía algo similar, y recordaba que ponían un ejemplo de por qué puede ser contraproducente enseñar a los niños a leer usando imágenes al lado de las palabras escritas. Todos estos pensamientos han sido mi estímulo, mi pregunta a responder.
Tras un tiempo pensando, no he sido capaz de recordar el nombre del efecto, así que he retrocedido en el libro que estoy leyendo hasta llegar al tema 4, allí he encontrado el apartado acerca del efecto de bloqueo, releerlo ha funcionado como ayuda y gracias a ello he sido capaz de decir ¡Es verdad, el efecto de bloqueo! Por supuesto, me han surgido más dudas, como por ejemplo, en qué se diferencia el efecto de bloqueo del de ensombrecimiento, que iba contestando a base de ir del tema cuatro al tema ocho en busca de respuestas. Posiblemente no olvide ni el efecto de bloqueo ni el de ensombrecimiento en mucho tiempo, y ambos me vengan a la cabeza cuando la situación así lo requiera, y todo ello sin hacer un estudio memorístico, sin hacer un resumen de ambos efectos, sin realizar un esquema… Simplemente leyendo un libro sobre aprendizaje y conducta. Obviamente, como no quiero confiarme en que siempre ocurra esto, que leyendo el tema 8 se me ocurra una pregunta del tema 4, lo que hago es anotarme en un papel preguntas cuyas respuestas quiero aprender. Así que, mientras estoy leyendo voy escribiendo preguntas. Siempre, después de escribir una pregunta, intento contestarla en el momento, si no soy capaz la miro en el libro. Después, espero un poco y vuelvo a leerme la pregunta del papel donde la escribo para ver si esta vez sí soy capaz de responderla. Cuando soy capaz continúo leyendo y anotando preguntas que considero importantes.


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